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Adrián Castillo nació el 1 de noviembre de 1997 en Mogón, Jaén. Los bolos han sido siempre algo más que un deporte, se comparten unos valores y vivencias que generan relaciones de amistad y casi familiares entre sus practicantes. Más aún cuando se ve en un joven con la sonrisa permanente en su rostro, sin una mala cara y positivo como era Adrián, por eso, su marcha en julio de 2015, con apenas 17 años, rompía el corazón de todos los boleros y boleras. Su recuerdo imborrable en la memoria de todos se trata de recoger en el Memorial Adrián Castillo que cada temporada se celebra en su localidad organizado por su club, el Sierra de las Villas.
Pero no solo hablamos de una buena persona, si no que también era una gran bolero de futuro, pues de casta le viene al galgo. De sus padres debió heredar tanto su buen corazón como su alto nivel deportivo, pues ser hijo de Antonio Castillo y Loli Rodríguez, dos de los mejores jugadores de bolo andaluz desde que este es un deporte federado, aseguraba heredar ambas cosas.
En lo deportivo, posee uno de los mejores palmarés en categorías base y acumulaba sus primeras medallas en primera categoría masculina, atesorando: